La cerveza Alhambra Reserva 1925 desde el punto de vista del marketing

Conocida y deseada por muchos consumidores, envidiada por la competencia, la mítica cerveza Alhambra Reserva 1925 no deja indiferente a nadie.
¿Casualidad? ¿Éxito fortuito? No, ni mucho menos. Cuando Cervezas Alhambra estuvo cerca del colapso financiero a mitad de los ’90, puso sus últimos cartuchos en dos nuevos tipos de cerveza: Alhambra Especial y Alhambra Reserva 1925.
Esta última tenía un especial significado para la empresa granadina. Su botella está inspirada en el primer modelo comercializado, y el nombre fue el año en el que se implantó la fábrica en Granada.
La fórmula de esta cerveza fue comprada a un experto cervecero en una feria de alimentación. Los que probaron la fórmula original quedaron sorprendidos por el sabor, color, y textura de la bebida. La 1925 que tomamos habitualmente fue una adaptación de la fórmula original por Miguel Hernáiz a quien en múltiples ocasiones se le atribuye la creación de la bebida.
Los responsables de marketing de Alhambra de los ’90 tuvieron presente el reto de presentar su nueva creación como una cerveza revolucionaria. Además de inspirarse en la botella de la cerveza que se vendía en 1925, optaron por no utilizar etiquetas en el envase. En lugar de ello, la información legal, logotipos y marcas se mostrarían en relieve en el propio vídrio. ¿Su objetivo? Que los consumidores no utilizaran vasos, sino que usaran la propia botella para degustar la bebida. Esto, aparentemente un detalle menor, se ha convertido con el tiempo en uno de los signos de distinción de esta cerveza.
Alhambra Reserva 1925 no solo es un éxito en Granada. Cada vez más nos llevamos una grata sorpresa, cuando se ve la tan característica botella verde, ya no solo en bares, sino en supermercados de toda España.
¿A quién le apetece una ‘milnoh’?
Escríbenos
Whatsapp
Llámanos